HAITÍ EN EL epiCENTRO DE LOS DERECHOS HUMANOS

HAITÍ EN EL epiCENTRO DE LOS DERECHOS HUMANOS

Caos y desolación en Haití. Miles de muertos y damnificados reportan los medios. La Misión de la ONU en Haití calculó en cientos de miles el número de víctimas, aunque no existen cifras precisas.

El terremoto de magnitud siete en la escala de Richter y sus posteriores réplicas causaron el martes destrucción en buena parte de Haití. El potente sismo de 7,0 devastó al país más pobre de América.

Muchas muertes, devastación, hambre, desolación, enfermedades. Es lo que hoy se vive en Haití, después de este lamentable episodio que ha ocurrido precisamente en uno de los países más pobres del Continente Americano.

Terremotos y pobreza: dos calamidades que actúan simultáneamente

Haití, que detenta la renta per cápita más baja de todo América, con el 80% de sus casi nueve millones de habitantes viviendo en la pobreza, se ha visto golpeada por una serie de catástrofes naturales en los últimos años, como el paso de varios huracanes en 2008 que dejaron cientos de muertos.

Los terremotos matan anualmente un gran número de personas, y destruyen esfuerzos significativos de las sociedades por salir adelante y procurar el desarrollo, en su lucha contra la pobreza. Los terremotos convierten a los pobres en más pobres, y sus efectos son mucho más devastadores en sociedades que carecen de conocimientos, planificación urbana, normativas técnicas, instituciones preparadas o seguros. Y esas situaciones se repiten en muchos países de americe.

El terremoto de Haití no sólo ha cobrado vidas, la pérdida de la vivienda para una familia es una verdadera tragedia, aún más si se trata de una familia pobre.

La distribución de ingresos de Haití es altamente desigual: solamente uno de cada 50 haitianos tiene ingresos fijos. Igualmente desigual es el acceso a servicios básicos: cuanto más pobres son los niños de la isla menores posibilidades tienen de tener acceso a sus derechos más fundamentales. Demasiados son los niños, niñas y mujeres en Haití que deben luchar a diario por sus derechos a necesidades básicas como la nutrición, el agua potable, la educación y la protección contra la violencia.

Haití también tiene el segundo índice más alto de densidad demográfica en el hemisferio occidental. Cuatro de cada diez niños y niñas viven en hogares con pisos de tierra y en condiciones de hacinamiento, con más de cinco personas compartiendo una habitación. Se estima que un 46% de la población tiene menos de 18 años de edad, por lo cual la lucha de los niños y niñas haitianos reverbera a lo largo y a lo ancho de la sociedad con serias consecuencias para el futuro desarrollo de éste país.
 
Los efectos de este último desastre natural, posterior a una devastadora temporada de huracanes en 2008 de la cual el país aún no se había recuperado, serán catastróficos.

El hacinamiento y el limitado suministro de agua potable y saneamiento más allá de ésta emergencia acarrean un alto riesgo de enfermedades contagiosas que sólo se potencia durante catástrofes naturales combinándose con dificultades en la entrega de suministros básicos. Como suele ser el caso, los niños y niñas son los que sufren las peores consecuencias en situaciones como ésta.

Haití necesita ayuda urgente.
 
El llamado lo hizo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, quien afirmó que el mundo enfrenta la mayor catástrofe humanitaria tras el terremoto de 7 grados que se registró el martes en la isla.

"No hay duda de que nos enfrentamos a una gran emergencia humanitaria y de que se necesitarán los mayores esfuerzos de asistencia" para los haitianos, dijo Ban, que pidió "ayuda urgente".

Hoy Haití se encuentra en el epiCENTRO DE LOS DERECHOS HUMANOS, el país más pobre del hemisferio occidental. Hoy debemos solidarizarnos con toda la población Haitiana, el deber es de todos.

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