El Gobierno de las Palabras

El gobierno de las palabras. Política para tiempos de confusión.

En este libro del profesor Juan Carlos Monedero (Universidad Complutense de Madrid), plantea que "Necesitamos pueblos más quijotescos y menos hamletianos, pueblos que dialoguen, no que monologuen".

El capitalismo pelea recurrentemente sus crisis, al tiempo que muestra un abanico de respuestas cada vez más limitado.

El Estado moderno intenta resistir los embates de soluciones más exitosas que lo desbordan territorialmente por arriba y por abajo. El pensamiento moderno, agotado en el esfuerzo de cabalgar sobre la idea de progreso, renuncia al combate y cede las soluciones racionales a supercherías, sectarismos religiosos, remedos de espiritualismo de consumo rápido y libros de autoayuda. Época de transición y confusión. ¿Puede brindar ayuda la reinvención de la política? El lenguaje es una herencia poderosa que nos habla. Biendecir es dialogar; maldecir, monologar.

Este libro publicado por el FCE, destaca que nunca tan pocos engañaron a tantos. En nombre de la democracia y la soberanía el Estado moderno cede a la dictadura de los mercados. El pensamiento moderno, exhausto, cede las soluciones racionales a supercherías y sectarismos, remedos de espiritualismo de consumo rápido y libros de autoayuda. Época de transición y confusión. ¿Y si la reinvención de la política fuera un antídoto?

Frente a soluciones individuales, ésta es una propuesta de "autoayuda colectiva". La que convierte la resignación y el cansancio en combustible para la democracia. Para la vida buena. Para recuperar la alegría de la política.

En las revoluciones en el mundo árabe, la diferencia entre un contratista o un mercenario la marcaba el bando en el que se peleaba. En la Roma clásica, a los esclavos se les llamaba instrumenti vocali; en la Alemania nazi, no se gaseaban personas sino unmenschen. En las barriadas pobres de América Latina, los niños de la calle ya han sido condenados a muerte cuando se les dice desechables.

El lenguaje que creemos hablar, en realidad nos habla. Si el tiempo es oro ¿cómo encontrar cuándo escucharnos? Biendecir es dialogar; maldecir, monologar. Sólo el diálogo construye la felicidad. En su soliloquio, Hamlet enloquecía. Don Quijote, cuerdo, hablaba con Sancho Panza. Tiempo de despensar las palabras que la política convirtió en callejones sin salida.

Recuperar la política es desterrar los monólogos y regresar a diálogos que den sentido a la vida. Despensar los nombres de la política --democracia y gobernabilidad, desarrollo y modernización, consenso y gobernanza- para luego repensarlos al servicio de un nuevo sentido común a la búsqueda de soluciones atrevidamente humanas. Frente al auge de libros que invitan a soluciones individuales, estamos ante un libro de "autoayuda colectiva" que quiere devolver a lo político la dignidad extraviada.


Prefacio:

Gobierno de Las Palabras. Monedero

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